CAMARON DE LA ISLA: Leyenda del FLAMENCO

[iNFORMACIÓN OBTENIDA DE: La Factoria del Ritmo]

El último gran suceso del  flamenco: Mil años pasarán  sin que otro igual salga, dicen muchos de sus coetáneos. Su entierro fue lisa y llanamente una pasada, asombro de políticos, envidia de bien pensantes. En un país con alma de portera, y con los media pisando a fondo en la carrera de los números, los rankings y los shares, que Camarón estuviera enfermo, que incluso malnacidos quisieran verlo padecer el SIDA, era un buen pan para unas buenas tortas. Sin embargo el isleño se fue sin alboroto: «Omaíta, qué es esto que tengo».

Camarón tenía un cáncer de pulmón, consecuencia del destino y de una vida quizá  no muy saludable, pero Camarón ha dejado una huella en el flamenco que crece por minutos.

No le dieron la llave de oro del cante, no llegaron a tiempo, pero el ha hecho, en los últimos tiempos, mas por el cante que todos los expertos juntos con sus libros y sus conferencias.

Es curioso, porque si se analizan los datos oficiales de ventas -en los que ni por asomo figuran las cintas de carretera, verdadero filón de ventas que nadie se ha encargado de poner en orden por aquello de «es muy poco el dinero que dejan», si se analizan los números se ve que Camarón es un artista muy minoritario, con discos históricos -La leyenda del tiempo por ej. sólo cifra en ventas en julio del 92 unos cinco mil ejemplares. Y esto no es compatible con el hecho sabido de que Camarón llegó a tener un caché elevado, llegó a los 3 millones, lo cual es una suma fuerte para un artista solo, el guitarra era pagado aparte. Y ello es porque, aunque la entrada fuera elevada era seguido, especialmente por los gitanos, cuyo instinto musical es el juez final y supremo del flamenco.

La muerte de Camarón, en fin, sobrecogió al país, el corazón de la gente caminante y la despedida tuvo el olor de la de Bienvenida.

Por encima de todo, el gran mérito de Camarón es artístico, sobre todo en sus grabaciones, que es al fin y al cabo lo que el pueblo escucha. Asistir a sus conciertos en la época de los 80 era mas una liturgia que algo conforme a los cánones mas ancestrales del cante. No por él, que solía situarse de forma tímida, sino por la gente. Daba igual que estuviera bien o mal, con frecuencia acortaba el recital, o no acababa de romper, o se hacía esperar mas de la cuenta.

«Vamos a cantar un poquito por alegrías y luego por lo que ustedes quieran». Ese era,  invariablemente, el soniquete de Camarón al comenzar sus cantes. Paco de Lucía, el gran guitarrista, decía que tenía que estar,  siempre, muy concentrado porque José Monge era una caudal permanente de inspiración. Para quienes no hayan tenido la fortuna de escucharle en directo quedaron dos joyas grabadas, y cuidadas por la técnica, empalmando incluso diferentes conciertos. En dichas grabaciones Camarón supera a sus propios discos.

La rebeldía de Camarón comienza desde muy joven, él no quiso permanecer tiempo en las ventas gaditanas, mendigando unas monedas y recibiendo algún desprecio: la relación con Caracol es harto significativa.

Supo aprender de los viejos, la admiración de Perla de Cádiz es elocuente: me ha cogido los cantes y los ha puesto por encima, supo dejarse llevar: «como tú lo veas, Paco», era una forma corriente de zanjar posibles polémicas artísticas.

Y, además creador, «donde unos metían un ay yo miraba la forma de meter tres». Unido todo ello a un fuerte carisma personal, a una dulzura muy gaditana y a su pertenencia a una raza milenaria siempre nómada y perseguida, Camarón conforma el momento cumbre del flamenco del final de milenio, hay hoyo que  cavar. Al tiempo.


CAMARON. DATOS BIOGRAFICOS

Nace en San Fernando, provincia de Cádiz, el 5 de Diciembre de 1950, y fallece en Badalona (Barcelona) el 2 de Julio de 1992. Residía habitualmente en la Línea de la Concepción, (Cádiz), el pueblo de su mujer Dolores Montoya, La Chispa. Nació en un patio de vecinos, clásica construcción de la gente humilde andaluza, en la calle de El Carmen, en el popular barrio de las Callejuelas.

José Monje Cruz, de apodo Camarón, puesto por su tío José por ser rubito y claro de piel. De chiquillo le llamaban Pijote chico, un hermano suyo, Jesús, es hoy conocido como Pijote de la Isla. Camarón fue el séptimo de ocho hijos del matrimonio formado por Juana Cruz y Juan Luis Monje, éste natural de Conil de la Frontera. Moriría, a causa del asma, cuando José contaba con sólo 12 años.

De crío le dio algún pase a una vaquilla (400 kilos), la misma que lo tiró al suelo, y decidió que aquello no era lo suyo. Estudió poco y mal, como tantos otros flamencos. Aprendió a tocar la guitarra, y no es raro verle en algunas grabaciones de vídeo, en las que aparece distendido, acompañando a la guitarra.

Sus influencias reconocidas públicamente son su madre, la Perla de Cádiz, el Chaqueta y, aunque no con tanta fuerza, Manolo Caracol

Comienza su vida de cantaor por las ventas de los alrededores de San Fernando, especialmente la Venta Vargas. Además recorría en los tranvías, junto a Rancapino, aquellos alrededores para ganarse alguna perrilla.

Su fama, ya de niño, es grande, su madre le tiene que firmar un papel mintiendo sobre su edad (doce años) para que pueda desplazarse a Sevilla – a la feria de 1963, en su primera actuación profesional, en donde le escucharía Antonio Mairena- y luego a Málaga, contratado por Miguel de los Reyes.

A la vuelta de Málaga se enrola en varias compañías, entre ellas en la de Juanito Valderrama, pero un incidente le hace volverse a San Fernando y tomar la decisión de irse a Madrid, las noticias que llegan de la capital, propiciadas por el veterano cantaor Chato de la Isla -también cañaílla, que es como se denominan a los habitantes de San Fernando- lo animan en ese sentido.

Se iría a Madrid donde trabajará  durante varios años (12) en el tablao de Torres Bermejas, hasta que su figura se agigante y sea contratado para festivales.

En ese tablao de Torres Bermejas le conoció Antonio Sánchez, el padre de Paco de Lucía, y también de Pepe de Lucía, entrambos firmaron un largo puñado de temas que cantara Camarón, y que amargamente, al final de la vida del isleño, y en el propio entierro provocaron un barullo sin igual, con acusaciones de ratero a Paco de Lucía.

Sólo dos anotaciones: la propia Chispa incluyó en periódicos nacionales una nota exculpatoria, y por otro lado, si el autor de la letra es Pepe de Lucía y canta él mismo su canción no consigue dos ochavos, mas lo que tocaba Camarón, en virtud de sus multitudinarios conciertos y otros derechos de autor era una maravilla. Ahí puede estar el quid de la cuestión: lo legal y lo moral.

Un día, acompañando a su padre apareció Paco de Lucía, «Nos entendimos rápido. A él le interesaban mis cosas y a mí las suyas. No me iba a interesar!». Diez discos fueron el fruto de la colaboración entre Camarón de la Isla y Paco de Lucía, entre 1968 y 1977. En ellos aparece frecuentemente como segundo guitarra Ramón de Algeciras, también hermano de Paco. En estos discos Camarón comienza haciendo los cantes de toda la vida, pero poco a poco irá  conformando su estilo personal, extraordinariamente emotivo y con una gran capacidad de comunicación. Camarón comienza a abrir una puerta a todo tipo de publico que, en muchas ocasiones, termina y empieza con el monstruo de la Isla su relación con el cante.

El flamenco, que atravesaba una etapa sin jefatura, muertos Mairena y Caracol, sufre una convulsión que hace que ya nada vuelva a ser igual, y que renazca la polémica consustancial por otra parte en este estilo de vida y estilo musical. Coinciden en el tiempo la aparición de «La leyenda del tiempo» con la de Veneno, un poco anterior, el punk español y de las «Guitarras callejeras» de Pata Negra . Ricardo Pachón, es el productor de esos tres discos míticos.

En «La leyenda de el tiempo» Tomatito es el guitarrista , el primero sin Paco de Lucía, y aunque heterodoxo en la forma el disco suena flamenco. A Camarón ya solo lo parará  la canina.

«En Camarón de la Isla estuvo siempre el misterio, quizá por eso fue un personaje misterioso y mistérico, silencioso, callado y humilde, inaccesible y cercano, furiosamente humano,  familiar y entrañable» (Enrique Montiel)

«Yo lo único que hago y he hecho en mi vida es cantar, porque es lo único que sé hacer…» (Camarón)

Respecto al jaleo que se monté entre los de Lucía y la familia de Camarón «A raíz de la muerte de mi marido, el irrepetible Camarón de la Isla, han aparecido una serie de comentarios en diferentes medios de comunicación que pueden manchar la relación de gran amistad, cariño y admiración existente entre Camarón y Paco y Pepe de Lucía y su familia. Ante ello me veo obligada a exponer lo siguiente: la familia de Camarón es totalmente ajena a tales murmuraciones y comentarios. La familia de Camarón quiere dejar muy claro que ni ha dudado ni duda de la honradez y el afecto que presidió siempre la relación entre Paco de Lucía y José Monje. Los nombres de Camarón y de Paco de Lucía estarán siempre juntos, como lo estuvieron en vida de mi querido José.» (El País)


Camarón artista de artistas

El bailaor Isidro el Mono se encontró a la puerta de un antaño famoso cafetín sevillano, en la Plaza del Duque, a un niño, que era Camarón, chasqueado porque no le dejaban entrar, y le facilitó la entrada. En el cafetín estaban nada menos que Manuel Vallejo, La Niña de los Peines, Pepe Pinto y Marchena quienes cantaron como sólo ellos sabían. Luego cantó el niño que dejó estupefacta a la concurrencia, y Pepe Pinto inquirió: ¨De dónde ha salido este niño?. «Del otro mundo» fue la respuesta del Mono.


Camarón no se plegaba a los señoritos

«Canta niño, coño, no te hagas tanto de rogar». El señorito quería oír a Camarón y en su prepotencia creía que aquello se solucionaba como siempre: poniendo billetes en la mesa.

Pero ni una sílaba salió de su boca. El hombre recogió todo el dinero «de todos los colores» que había puesto en la mesa. Luego Camarón, y su mujer la Chispa hubieron de pedirle dinero al dueño de la Venta de Vargas, donde ocurrió el incidente que narró su mujer.


El entierro de Camarón

En el entierro de Camarón se calcula que hubo mas de 50.000 personas. «Corrían hacia la comitiva batiendo palmas y gritando olé, olé. Muchas personas lloraban abiertamente, otras arrojaban claveles blancos y hubo mas de un desmayo… Ante el desconcierto policial, los gitanos montaron su propio servicio de orden, que tuvo que abrirse paso a patada limpia» (El País, Amelia Castilla, 4.VII.92)


Las mentiras sobre Camarón.

En el libro de Francisco Peregil, editado por El País-Aguilar, se hace mucho hincapié en el morbo. (España es un país de porteras). Aparte de volverte loco tratando de leerlo, de la página 45 a la 50, de ésta a la 46, luego a la 48 y así; nos dicen que tras mas de 4 años sin probar la heroína aún tenía síndrome de abstinencia (­­­­). Pregunten a un médico si esto es posible y comprenderán que el tono melodramático empleado viene bien para leer el libro pero no se ajusta a la verdad. (Pág. 21, primera edición española, 1993)


Camarón en el extranjero

En marzo de 1988 Miguel Vallecillo contrató a Camarón para que actuara en el Cirque d’Hiver, en París. Como quiera que este le pidió un millón de pesetas aquel andaba apurado, pensando que se le venía la ruina encima. Camarón llenó tres noches -dos mil butacas- y fue portada en Liberation. Y en el publico casi nadie hablaba español.


Camarón y las autoridades

Aunque en su entierro aparecieron autoridades, en la inauguración de canal Sur en la que estuvo Camarón, a los flamencos los metieron en un camerino con una botella de whisky. Cerca andaba Julio Iglesias con toda suerte de canapés y autoridades babeando. Marcharse el sinatra español y largarse los prebostes fue todo uno. Lo curioso es que el propio Julio Iglesias era un admirador tan fuerte de Camarón que quiso grabar con él. Es una anécdota que tras

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